
Así te quiero, en límites pequeños,
aquí y allá, fragmentos, lirio, rosa,
y tu unidad después, luz de mis sueños.
Gerardo Diego
Amanece (todavía), respiro hondo y aventuro una sonrisa,
de las de lino con topitos, apostando
a que encuentro tus huellas
prendidas en el quicio de la puerta
(a lo mejor me guardo alguna en el bolsillo cuando salga...)
Aún me siento desnuda cuando salto a la calle con los zapatos torpes (los de siempre), al pensar qué habrá sido de esos sueños que tuve (pregúntale a tus manos), si en realidad son nuestros o peaje nocturno para acceder al alba...
No importa si no estás; yo te llevo conmigo, prendido en la retina y las pestañas. Y sonrío...sonrío porque sí, porque el tiempo no es nada mientras vuelva a ser yo, hecha de amor y ramas quebradizas, frágil pero feliz...porque creo de nuevo en el otoño con la mirada tibia y la esperanza libre en avenidas amplias. Feliz...
Me guardaré una lágrima rebelde, bien prensada, en las últimas páginas de cualquier horizonte que aún quede por leer. Pero no borraré las huellas del desastre...Forman parte de mí, igual que tus pestañas y aquel escalofrío que se quedó atrapado en un punto olvidado de mi espalda, la intersección exacta de tus labios y el lugar donde nacen los recuerdos.
No borraré esa lágrima...

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