viernes, 15 de septiembre de 2006

¿Es posible el amor después de los epílogos?


Te echo de menos esta noche. Y como eso de contar ovejas no conduce a tus sueños, he comenzado a cauterizar tejidos y esconder los deseos debajo del colchón, con la avaricia propia de quien ha pasado hambre de caricias.

Intentaré también cristalizar algún recuerdo (azúcar glass vuelto besos) y ocultarlo al fondo del aparador, en lo más alto. Al fin y al cabo, para llegar a ti siempre tuve que ponerme de puntillas y alargar bien los brazos…

Para otra vez prometo dosificar preguntas y administrar respuestas con cautela, codificar mi piel y dejar que la descifres al ritmo de tus labios. O allanarte la tarde con sonrisas de único sentido, desmigajarme el alma y la mañana en el café del desayuno, masticarte cien veces por lo menos y en trozos muy pequeños, estudiar la orografía de tu cuello y hacerlo navegable, o acampar libremente en tu cintura y encender algún fuego (controlado), no sin antes leerte tus derechos al oído…

Y si consigo llegar a tu ecuador, enterrando hacha y miedos, hacer caída libre jugando con tus manos como hojas que se rinden al otoño en el interludio de paz entre dos cuerpos.

Y si resbalo y caigo entre tus dedos, olvidar medicinas y pasar de prospectos (en la posología de tu boca siempre creí leer: antes y después de las comidas –NO abstenerse durante-).

Antes de que te vayas, trazaré tus coordenadas en un mapa de olvidos voluntarios, para dejarlo bajo un imán en la nevera, al lado de tu foto y una nota que diga: “comprar leche y destrozar la vajilla”…

Y si acaso regresas, por aval me son suficientes tus sonrisas o la osada solvencia de tu abrazo... No pido mucho más: quizás inaugurar un recodo rebelde de tu espalda, sostener tus acordes en el viento y con tu aliento cerca, poder oír el mar...

Y si no estás, si al final la soledad se adhiere al gotelé, sabré buscar cobijo allí donde descansan las endechas y renacen los tangos.

Envasaré tu voz, tu nombre y dos palabras en el tarro de la mermelada (de frambuesa) para extenderla poco a poco por tu ausencia. Sólo cabe esperar que nadie me descubra mirando con ternura a una tostada…


Imagen: http://i56.photobucket.com

17 comentarios:

Anónimo dijo...

Lágrima, ¿por me miras ensimismada esa tostada...?

Dulce golosina resultan ser tus palabras. Me encantan!

Sansara dijo...

Buf. Sí que se puede. A veces demasiado.

Mientras al final no te dé vergüenza comerte la tostada, la envuelvas y la guardes de todos los recuerdos que le has untado por encima, supongo que aún te queda salvación ;)

Angus Scrimm dijo...

Me ha gustado mucho tu texto, tus símbolos cercanos y tu narrativa.
Es horrible quedarse estancado en el amor imposible, en mii blog he escrito hace unos días algo sobre el tema, te invito a que lo leas, espero que disfrutes.

manuel_h dijo...

La táctica (con perdón de Benedetti), me parece inmejorable.
La estrategia (idem) es ganadora: A quién así le escribas ya te necesita, lo sepa o no.

besos

Sandra Becerril dijo...

Oye... he leído algunas cosas tuyas aquí, pero este me encantó porque me llegó como no tienes idea... necesito una tostada... el amor siempre es posible auqnue no sea amor amor

besos

Anónimo dijo...

No hay epílogos para un corazón hambriento porque padece bulimia.

http://elsexodelasmoscas.bitacoras.com

Luis Felipe Comendador dijo...

¿Qué tal, coleguita? Te leo y te veo estupenda en la palabra.
No lo dejes.

Un beso fuerte y gracias por linquearme.

A ver si nos vemos pronto por Béjar.

Muac.

Lágrima del Guadiana dijo...

¿Por qué la miro? Porque la quiero y no… porque consumirla es consumirme, teardrop

Lágrima del Guadiana dijo...

Vergüenza, no Sansara, más bien un no saber decir “sálvese quien pueda” y tirar la primera piedra (o el primer bocado, qué sé yo…) Un beso.

Lágrima del Guadiana dijo...

Lo he disfrutado, y mucho… o mejor dicho, lo he sentido, y cuánto…
Encantada de conocerle, Sr. Scrimm

Lágrima del Guadiana dijo...

Gracias, Manuel, pero un GRACIAS así, con mayúscula. Un beso.

Lágrima del Guadiana dijo...

Gracias, Sandra. Quizá en vez de preguntarme si el amor es posible, debí plantearme si en cambio es evitable…

Lágrima del Guadiana dijo...

Y anemia, FMOP, y anemia… Un abrazo

Lágrima del Guadiana dijo...

Hola Luis, gracias por tu visita, qué alegría.
Nos debemos un café. O dos. O tres…
Hasta pronto, un beso

Sandra Becerril dijo...

Desde ahora estás en mis favoritos... se puede?


besos

Lágrima del Guadiana dijo...

Claro que sí, Sandra, un honor...¡Muchas gracias!

Besos con levadura

Anónimo dijo...

Privilegiada de poder leerte, lágrima. Tierna, sensible, con tanto que ofrecer......un gusto que me hagas participe de todo esto.