Tenía el corazón abuhardillado
y en desuso,
sumido en el desorden
inconsciente
de quien lo mira todo
con tristeza.
Uno a uno,
desalojó en silencio
los últimos rincones
de su vida,
reductos olvidados
donde pasar las noches
con los ojos abiertos
y una estela de amor
a la deriva.
martes, 19 de septiembre de 2006
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13 comentarios:
joder!! Es bonito, pero... joder!
Menos mal que las estelas (al menos en el mar) acaban desapareciendo, o, mejor, cruzándose con otras a medio hacer.
besos
Suele pasar como con las viejas casas que desalojan los inquilinos. Pero miestras estén en pie pueden llegar nuevos huéspedes.
¿Por que no nadar detras de esa estela? Yo lo hago... Aunque las corrientes, caprichosas, me alejan tanto como pueden acercarme...
Que aproveche ahora que lo ha vaciado para poner en orden todo lo que falta...
Excelente poema, enhorabuena.
Suele pasar como con las viejas...
olvidé firmar
http://elsexodelasmoscas.bitacoras.com
Me encanta este poema...
Tu corazón es muy grande para volverlo a llenar. Pero no tires todo, todo. A veces es bueno mirar los recuerdos. Mil besos
Precioso.
Lo malo es cuando un desalojo acaba en un deshaucio, ahí duele muchísimo.
Me ha encantado la imagen de las estelas a medio hacer...Qué bonito...¡Gracias! Un beso, Manuel
Incluso sin estarlo, puede brotar la vida como el musgo por entre los escombros, FMOP... Un abrazo con firma : -)
Mantente a flote, Teardrop, ella te lo agradecerá... Un abrazo a contracorriente.
Poner orden es lo suyo, aunque tarea ardua para un corazón con síndrome de Diógenes...Un beso, Sansara
Muchísimas gracias usuario anónimo, qué reconfortantes tus palabras. Presiento que ya sabes que a mí nunca se me dio bien tirar nada a la papelera, y mucho menos los recuerdos... Un abrazo enorme
Y adónde van los corazones desahuciados, Angus? Sí que duele, sí...ojalá cupiesen todos en una caracola, como el mar... Un abrazo con grietas...
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