III
Tu voz proyecta sombras verde oliva
sobre la piel en calma del recuerdo,
va sorteando escombros,
avenidas antiguas, me alcanza
y no se quiebra, me encuentra
sin aliento tras el fragor
de la culpa librada en tus orillas.
Tu voz es un descenso al infinito
que me revela aristas en los ojos,
me hace cruzar bogando,
quemarme las mejillas,
anclar los codos
en lo hondo de un gesto.
Y dejar que tus labios se amotinen
cuando despiertes y no queden caricias
debajo de las mantas.
…/…
(De Preludio de Tormenta)